Las babosas son criaturas intrigantes sin una aparente apariencia externa de ojos. Sin embargo, poseen un sistema visual, que es esencial para su supervivencia y navegación. Aunque sus ojos pueden no ser tan sofisticados como los de los invertebrados con una anatomía más compleja, la adaptación visual única de las babosas les permite navegar en entornos oscuros y húmedos.
Las estructuras oculares de las babosas se encuentran en las puntas de sus tentáculos, conocidas como ojos cefálicos en la comunidad científica. Estas estructuras simples detectan principalmente la intensidad de la luz y ayudan al babosa evite las áreas de alta exposición a la luz en favor de lugares más oscuros. Aunque su visión es relativamente rudimentaria, cumple un papel importante en su existencia cotidiana y les proporciona la información necesaria para buscar refugio, encontrar comida y evitar a los depredadores.
Estudios recientes sobre la visión de las babosas respaldan la idea de que estas criaturas dependen predominantemente de sus fotorreceptores para adaptarse a su hábitat. El fascinante mundo de la visión de las babosas ilustra una estrategia de adaptación única en el reino animal, que permite a estas pequeñas criaturas prosperar en sus entornos preferidos.
ojos de babosas
Estructura del ojo
Los ojos de las babosas se encuentran en las puntas de sus tentáculos. En ciertas especies como el Babosa de Nueva Zelanda Atoracophorus bitentaculatus, la estructura del ojo ha sido estudiada en detalle. Estos tentáculos, además de actuar como órganos sensoriales, ayudan a las babosas a navegar por su entorno.
Generalmente poseen dos pares de tentáculos:
- El par superior, llamado tentáculos ópticos, contiene los ojos y se utiliza principalmente para la visión.
- El par inferior, llamado tentáculos sensoriales, se usa para otros fines sensoriales, como oler o saborear.

Capacidades de visión
El propósito principal de los ojos de las babosas es detectar la luz y la oscuridad, en lugar de formar imágenes nítidas. Esto permite que las babosas controlen su entorno y se muevan hacia lugares más oscuros, lo que puede proporcionarles refugio y protegerlas de la deshidratación. un estudio sobre Arion rufus y Deroceras agreste babosas apoya esta conclusión, lo que sugiere que la fotorrecepción juega un papel vital en su orientación.
En algunas especies como la babosa terrestre Limax, su fototropotaxis se basa en la proyección de luz a través de su comisura cerebral. Esto les permite detectar diferencias en la intensidad de la luz entre sus ojos bilaterales y alejarse de las fuentes de luz brillante. Esta respuesta se puede observar incluso cuando se quita uno de los tentáculos, lo que hace que la babosa se mueva continuamente en una dirección.