Las babosas a menudo se confunden con insectos debido a su pequeño tamaño y presencia en jardines y otros espacios al aire libre. Sin embargo, estas criaturas viscosas en realidad pertenecen al filo de los moluscos y están más estrechamente relacionadas con caracoles que a los insectos.
Los insectos se caracterizan por tener tres segmentos principales del cuerpo (cabeza, tórax y abdomen), seis patas y, por lo general, dos pares de alas en las formas adultas. Las babosas, por otro lado, carecen de estas características y, en cambio, tienen un cuerpo suave y no segmentado con un pie musculoso para moverse.
¿Son las babosas insectos?
Las babosas no son insectos; más bien, pertenecen a la clase Gastropoda dentro del phylum Mollusca. Las babosas y los caracoles son moluscos, conocidos por sus cuerpos suaves y no segmentados y por la falta de exoesqueleto. Los insectos, por otro lado, son parte de la clase Insecta y tienen una estructura corporal distinta, caracterizada por tres segmentos corporales, seis patas y, a menudo, uno o dos pares de alas.
Una diferencia significativa entre las babosas y los insectos son sus respectivas estructuras corporales. Mientras que los insectos poseen cuerpos segmentados y un exoesqueleto, las babosas tienen un cuerpo liso y continuo, sin segmentos perceptibles ni exoesqueleto. Además, las babosas son conocidas por su pie musculoso bien desarrollado, que se utiliza para la locomoción, una característica que no está presente en los insectos.

Otra diferencia entre los dos radica en sus sistemas reproductivos. Las babosas son hermafroditas, lo que significa que poseen órganos reproductores masculinos y femeninos, mientras que los insectos suelen tener sexos separados. Esta distinción en los sistemas reproductivos permite babosas para reproducirse sin la necesidad de un compañero, dándoles una ventaja en áreas donde los compañeros potenciales pueden ser escasos.
En términos de hábitat y nicho ecológico, las babosas y los insectos pueden ocupar ambientes similares, como jardines, bosques y humedales. Tanto las babosas como los insectos pueden actuar como plagas u organismos beneficiosos según la especie y el contexto ecológico. Por ejemplo, algunas especies de babosas pueden causar daños significativos a los cultivos y las plantas, mientras que otras consumen materia orgánica en descomposición, lo que contribuye al ciclo de nutrientes. De manera similar, los insectos pueden actuar como plagas o contribuir a procesos ecológicos vitales como la polinización y la descomposición.